Comentario
Consulta que Moctezuma tuvo para dejar a Cortés ir a México
No quería Cortés reñir con Moctezuma antes de entrar en México; mas tampoco quería tantas palabras, excusas y niñerías como le decían. Se quejó vivamente a sus embajadores de que un tan gran príncipe, y que con tantos y tales caballeros le había dicho que era su amigo, buscase maneras de matarle o dañarle con mano ajena, por excusarse si no te sucedía; y que, puesto que no guardaba su palabra ni mantenía la verdad, igual que quería ir antes amigo y de paz, determinaba ir ahora como enemigo y de guerra; que o sería con bien o con mal. Ellos echaron sus disculpas, y rogaron que perdiese la saña y enojo, y que diese licencia a uno para ir a México y volver con respuesta pronto, pues había poco camino. Él dijo que fuese muy enhorabuena. Fue uno, y a los seis días volvió con otro compañero que fuera poco antes, y le trajeron diez platos de oro, mil quinientas mantas de algodón, gran cantidad de gallinas, pan y cacao, y un vino que ellos elaboran de aquel cacao y centli, y negaron que hubiese entrado en la conjuración de Chololla, ni ésta había sido por su mandato ni consejo, sino que aquella gente de guarnición que allí estaba era de Acacinco y Azacán, dos provincias suyas y vecinas de Chololla, con quienes tenían alianza y comparaciones de vecindad; los cuales, por inducción de aquellos bellacos, urdirían aquella maldad; y que de allí adelante sería buen amigo, como vería y como lo había sido; y que fuese, que en México lo esperaría: palabra que agradó mucho a Cortés. Moctezuma sintió temor cuando supo la matanza y quema de Chololla, y dijo: "Ésta es la gente que nuestro dios me dijo que había de venir y señorear esta tierra"; y se fue entonces a visitar los templos, encerrándose en uno, donde estuvo en oración y ayuno ocho días. Sacrificó muchos hombres para aplacar la ira de sus dioses, que estarían enojados. Allí le habló el diablo, animándole a que no temiese a los españoles, que eran pocos, y que, cuando llegasen, haría de ellos a su voluntad, y que no cesase en los sacrificios, no le aconteciese algún desastre; y tuviese de su parte a Vitzcilopuchtli y Tezcatlipuca para guardarle; porque Quetzalcouatlh, dios de Chololla, estaba enojado porque le sacrificaban pocos y mal, y no fue contra los españoles. Por lo cual, y porque Cortés le había enviado a decir que iría en son de guerra, pues de paz no quería, otorgó que fuese a México a verle. Ya Cortés cuando llegó a Chololla iba grande y poderoso; pero allí se hizo mucho más, pues en seguida voló la nueva y fama por toda aquella tierra y señorío del rey Moctezuma, y de que como hasta entonces se maravillaban, comenzaran de allí en adelante a temerle; y así, por miedo, mas que por cariño, le abrían las puertas a dondequiera que llegaba. Quería Moctezuma al principio hacer con Cortés que no fuese a México, poniéndole muchos temores y espantos, pues pensaba que temería los peligros del camino, la fortaleza de México, la muchedumbre de hombres y su voluntad, que era muy fuerte cosa, pues cuantos señores había en aquella tierra, la temían y obedecían, y para esto tuvo gran negociación; mas viendo que no aprovechaba, lo quiso vencer con dádivas, pues pedía y tomaba oro. Sin embargo, como siempre porfiaba en verle y llegar a México, preguntó al diablo lo que debía sobre tal caso, después de haber tomado consejo con sus capitanes y sacerdotes, pues no le pareció bien hacerle la guerra, que le serviría de deshonra emprenderla contra tan pocos extranjeros, y que decían ser embajadores, y por no incitar la gente contra sí, que es lo mas cierto; pues estaba claro que entonces estarían con él los otomíes y tlaxcaltecas, y otras muchas gentes, para destruir a los mexicanos. Así que se decidió a dejarlo entrar en México simplemente, creyendo poder hacer de los españoles, que tan pocos eran, lo que quisiese, y almorzárselos una mañana, si lo enojaran.